Resonancia magnética: Qué es y qué puede detectar
La resonancia magnética, también denominada por sus siglas como IRM, es una técnica de diagnóstico de imagen no invasiva que produce imágenes anatómicas tridimensionales. La IRM utiliza imanes potentes y ondas de radiofrecuencia que permiten crear imágenes detalladas de los órganos, tejidos y estructuras internas del cuerpo. A diferencia de otros métodos como la radiografía o la tomografía axial computarizada (TAC), la resonancia magnética no usa radiación ionizante o rayos X, por lo que destaca por ser una prueba médica segura, indolora y que no produce ningún daño al paciente.
Se trata de una de las técnicas más utilizadas para realizar diagnósticos médicos, analizar los diferentes tejidos y comprobar si existe alguna enfermedad, lesión o anomalía. Los profesionales de la salud recurren a la IRM para examinar ciertas partes del cuerpo y estudiar las diferencias que existen entre tejidos sanos y no sanos, así como tejidos que presentan condiciones anormales. La resonancia magnética permite crear imágenes tridimensionales detalladas para examinar órganos como el cerebro, la columna vertebral, articulaciones como la rodilla, el hombro, la cadera, la muñeca y el tobillo; el abdomen, la región pélvica, los senos, los vasos sanguíneos y el corazón, entre otras regiones.
Para realizar un examen por IRM, se utiliza un equipo médico de resonancia magnética. En este procedimiento, el paciente es ubicado dentro de un explorador de IRM. Podemos definirlo como un aparato de grandes dimensiones con forma circular que está abierto en ambos extremos. Una vez el paciente se encuentra en el interior del equipo de IRM, se producen una serie de señales y ondas de radio que son detectadas por un receptor dentro del aparato. Posteriormente, se generan las imágenes transversales de los tejidos que se visualizan a través de una computadora.
¿Cómo es este proceso y qué detecta la resonancia magnética? En el siguiente artículo, explicamos el origen de esta técnica médica y cómo funciona, así como sus ventajas y limitaciones.
Origen de la resonancia magnética
En 1946, de forma independiente, Felix Bloch y Edward Purcell descubrieron el fenómeno de la resonancia magnética, por el que obtuvieron el Premio Nobel de Física en 1952. Pero, realmente, su desarrollo como procedimiento de análisis molecular químico y físico tuvo lugar en el periodo comprendido entre 1950 y 1970. A partir de 1971, Raymond Damadian demostró que los tiempos de relajación de resonancia magnética difieren entre los tejidos sanos y los tumorales, lo que llevó a que los científicos empezaran a estudiar esta técnica para el diagnóstico de enfermedades.
Paralelamente, Hounsfield introdujo en 1973 otra de las técnicas médicas más utilizadas en la actualidad: la tomografía axial computarizada (TAC), que emplea rayos X. El éxito del TAC demostró que los hospitales estaban dispuestos a invertir en el desarrollo de nuevos equipos de diagnóstico por imagen, lo que también impulsó el desarrollo de la IRM. En ese mismo año, Paul Lauterbur obtuvo la primera imagen por resonancia magnética, utilizando una técnica de retroproyección similar a la de la tomografía axial computarizada.
A partir de la década de 1980, comenzó la paulatina implantación de la IRM en la práctica clínica, hasta llegar a la situación actual. Hoy en día, la resonancia magnética es una de las técnicas más utilizadas de diagnóstico por imagen.
¿Cómo funciona la resonancia magnética?
El cuerpo humano está compuesto, principalmente, de agua y grasa, de forma que los átomos de hidrógeno representan el 63% del total de átomos del organismo. El núcleo de hidrógeno, que consta de un protón, se utiliza en la resonancia magnética debido a que actúa como un potente imán que genera un campo magnético alrededor del cuerpo del paciente. La IRM es un método de diagnóstico por imagen que se basa en la absorción y en la emisión de energía en forma de un conjunto de señales de radiofrecuencia dentro del espectro de radiación electromagnética. La radiofrecuencia utilizada en la IRM produce unas frecuencias de entre 15 y 80 megahercios, por lo que es una radiación no ionizante que resulta inocua para el organismo.
En un examen por IRM, el paciente es ubicado dentro de un explorador de resonancia magnética que produce unas ondas de radio que interactúan con los protones, generando una serie de señales de radiofrecuencia que son detectadas por un receptor dentro del aparato. Todas estas señales emitidas y detectadas por la antena del explorador son procesadas en un ordenador, donde se obtienen las imágenes detalladas de los tejidos y del interior del organismo que permiten realizar el diagnóstico médico.
En concreto, un equipo de IRM consta de los siguientes elementos:
- Imán externo
- Gradientes de campo magnético
- Emisor de radiofrecuencia
- Antenas receptoras de radiofrecuencia
- Ordenador
¿Cómo se realiza un examen de IRM?
Para realizar un examen de IRM, se utiliza un equipo médico de resonancia magnética, donde se introduce al paciente en un aparato de grandes dimensiones que tiene una forma circular y está abierto en los extremos. Este procedimiento se realiza en una habitación especial que aloja el sistema de resonancia magnética o explorador. Un miembro del personal de la sección de IRM acompaña al paciente hasta el interior de la habitación, donde se le pedirá que se tumbe en una mesa acolchada para, posteriormente, introducirlo dentro del aparato y empezar con el diagnóstico de resonancia magnética.
Antes de la prueba
La mayoría de diagnósticos tienen una duración de entre 15 y 45 minutos, en función de la parte del cuerpo a analizar y la cantidad de imágenes que se necesiten. Antes de la prueba, la persona debe desnudarse de forma parcial o total y se le proporciona una bata que no tiene botones o cierres metálicos. Es importante dejar todos los objetos de metal y otros elementos que pudieran verse afectados por el campo magnético fuera de la sala de resonancia magnética. Por ejemplo, llaves, joyas, teléfonos móviles, tarjetas de crédito o relojes.
Durante la prueba
Es importante que el paciente permanezca quieto y relajado. En algunos exámenes, se puede inyectar de forma intravenosa un material de contraste denominado gadolinio para obtener una imagen más clara del área a examinar. Para ello, al inicio de la prueba médica, un enfermero colocará una línea endovenosa en una vena del brazo o de la mano del paciente utilizando una pequeña aguja.
Por otro lado, cabe destacar que el sistema de resonancia magnética puede producir ciertos ruidos fuertes durante el procedimiento. Para prevenir cualquier problema asociado al ruido, se proporcionan unos tapones para los oídos. Durante la duración del diagnóstico, el paciente será monitoreado en todo momento y podrá comunicarse con un profesional médico mediante un intercomunicador.
Tras la prueba
Una vez que haya finalizado el examen, las imágenes serán revisadas por un radiólogo, que posteriormente se encargará de informar al médico de los resultados del examen por resonancia magnética.
IRM en la práctica médica
La resonancia magnética es un procedimiento que se usa para estudiar las diferencias que existen entre los tejidos sanos y no sanos, así como otras regiones del cuerpo humano que presenten condiciones anormales. En la actualidad, se trata de una de las técnicas de diagnóstico por imagen más utilizadas y permite detectar un gran número de enfermedades y anomalías en prácticamente todas las regiones del organismo:
- Cabeza: sistema nervioso central, órbita, cara y cráneo.
- Cuello.
- Columna vertebral: médula espinal, meninges, columna ósea y discos intervertebrales.
- Tórax, especialmente a nivel cardiovascular.
- Abdomen: hígado, vías biliares, bazo, páncreas, aparato urinario, aparato genital y pelvis.
- Grandes articulaciones y extremidades.
¿Qué detecta la resonancia magnética?
Se suele priorizar la resonancia magnética a la tomografia axial computarizada cuando el médico necesita tener más detalles sobre los tejidos blandos. Por ejemplo, ayuda a obtener imágenes de anomalías en el cerebro, médula espinal, músculos e hígado. Además, es muy útil para identificar tumores en estos tejidos. La IRM tiene las siguientes aplicaciones clínicas:
- Aplicaciones morfológicas: definición de anomalías congénitas, patología traumática, detección y extensión de tumores,
enfermedades degenerativas, patología vascular, procesos inflamatorios y patología infecciosa. - Aplicaciones funcionales: Se trata de los estudios de IRM funcional cerebral y los estudios cardíacos funcionales.
- Aplicaciones de análisis tisular: Se encuentra la espectroscopia por IRM, los estudios de desplazamiento químico, los estudios de perfusión y los de difusión.
A su vez, también se recurre a esta técnica diagnóstica para analizar otro tipo de afecciones y como alterativa a otros procedimientos que presentan mayores riesgos:
- Medir la presencia de ciertas moléculas en el encéfalo que distinguen un tumor de un absceso.
- Identificar alteraciones en los genitales femeninos y fracturas en la cadera y la pelvis.
- Realizar la valoración de ciertas anomalías articulares frecuentes, como las roturas de ligamentos o cartílagos de la rodilla y los esguinces.
- Estudiar y valorar hemorragias y otras infecciones.
- La IRM se aplica cuando los riesgos de la realización de un TAC son elevados. Especialmente, puede utilizarse en personas que hayan tenido una reacción a los medios de contraste yodados en un TAC y para mujeres embarazadas, debido a que la radiación puede causar problemas en el feto.
Tipos de resonancia magnética
Podemos distinguir entre diversos tipos de resonancia magnética:
Imagen por Resonancia Magnética funcional o IRMf
La IRMf se utiliza para observar las estructuras y el funcionamiento del cerebro. Permite medir los pequeños cambios en el flujo sanguíneo que ocurren en la actividad cerebral. Este tipo de prueba ayuda a detectar anormalidades dentro del cerebro que no se pueden encontrar con otras técnicas por imágenes.
Resonancia magnética por perfusión
Los profesionales puede utilizar este tipo de resonancia magnética para estimar el flujo de sangre en una área en concreto. Es útil para determinar si la irrigación sanguínea en el cerebro se ha visto reducida cuando ha tenido lugar un accidente cerebrovascular. También sirve para identificar áreas donde el flujo de sangre está incrementado, como en el caso de los tumores.
Resonancia magnética ponderada por difusión
Se usa para detectar cambios en los movimientos del agua de las células que no funcionan con normalidad. Ayuda a identificar fases tempranas de accidentes cerebrovasculares, detectar transtornos cerebrales, analizar si un tumor se ha extendido o diferenciar un abceso cerebral de un tumor.
Espectroscopia por resonancia magnética
Este tipo de prueba se utiliza para detectar transtornos cerebrales, como la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer, tumores y abscesos cerebrales. En concreto, este método puede distinguir entre el tejido muerto dentro de un abscenso y la presencia de células que se multiplican dentro de un tumor. A su vez, se usa para valorar transtornos metabólicos de los músculos y el sistema nervioso.
Angiografía por resonancia magnética
Proporciona imágenes detalladas de los vasos sanguíneos, pero es más segura y fácil de realizar que la angiografía por TAC .Se utiliza para valorar los vasos sanguíneos del cerebro, el corazón, los órganos abdominales, los brazos y las piernas. En concreto, se recurre a esta técnica para analizar aneurismas aórticos, disección de aorta, estrechamientos de las arterias de las extremidades, trombos de las venas de las extremidades, flujo sanguíneo a los tumores y tumores que afectan a los vasos sanguíneos.
Venografía por resonancia magnética
Se trata de una resonancia magnética de las venas. Detecta la trombosis venosa cerebral, es decir, la presencia trombos en una vena que lleva sangre desde el cerebro.
Ventajas de la resonancia magnética
La IRM se ha consolidado como un método de diagnóstico por imagen seguro, preciso y eficaz. En la actualidad, la resonancia magnética destaca por ofrecer muchas ventajas, lo que ha llevado a priorizar esta técnica sobre otros procedimientos, especialmente la tomografía axial computarizada, pruebas radiológicas y ecografías. ¿Qué ventajas ofrece?
- Es una técnica de exploración no invasiva, segura e indolora. No utiliza radiaciones ionizantes o medios de contraste nefrotóxicos y no produce afectos adversos en los pacientes.
- La IRM es una prueba que ayuda a evaluar tanto la estructura de un órgano como su funcionamiento.
- Proporciona una gran resolución espacial, temporal y tisular para diferenciar tejidos, por lo que la IRM tiene un importante papel en el diagnóstico precoz de enfermedades de tejidos blandos.
- Cuenta con capacidad tridimensional, ofreciendo imágenes detalladas y transversales de los tejidos y órganos a examinar. De este modo, permite detectar anomalías que podrían quedar ocultas por los huesos cuando se recurre a otros métodos diagnósticos.
- Permite hacer estudios funcionales. La Imagen por Resonancia Magnética funcional o IRMf es una prueba médica que se usa para examinar las partes del cerebro que están manejando funciones críticas, evaluar los efectos de un derrame u otras enfermedades, así como guiar el tratamiento cerebral.
Limitaciones y riesgos de la resonancia magnética
No obstante, también presenta algunos riesgos y desventajas que es importante analizar:
Mayor tiempo y coste en el diagnóstico
El tiempo necesario para realizar una resonancia magnética es elevado. Por ello, el TAC suele utilizarse ante situaciones de urgencia, como lesiones graves y accidentes cerebrovasculares. A su vez, el coste económico es superior y existe una limitación en la disponibilidad en comparación con otras técnicas de diagnóstico por imagen.
Problemas de ansiedad y claustrofobia
El equipo de resonancia magnética es un espacio pequeño y cerrado, por lo que el paciente puede sentir una sensación de claustrofobia o ansiedad. Para ello, se puede administrar al paciente un ansiolítico, como alprazolam o lorazepam, antes de comenzar el examen.
Actualmente, también existen escáneres de resonancia magnética abiertos, que ofrecen un lado abierto y un interior más amplio. Esto hace que las personas puedan reducir la claustrofobia y las personas obesas pueden acceder con mayor facilidad. Sin embargo, las imágenes producidas pueden tener una menor calidad. Pero, a pesar de ello, se puede recurrir a este tipo de dispositivos abiertos para realizar diagnósticos.
Efectos del campo magnético
La presencia de dispositivos o materiales metálicos implantados en el cuerpo del paciente pueden producir ciertos efectos adversos. El campo magnético que se utiliza en esta técnica médica es muy potente y está siempre activo, lo que puede provocar que los dispositivos se desplacen, se sobrecalienten o funcionen de forma inadecuada. Y, además, también pueden distorsionar las imágenes generadas.
Entre estos dispositivos, se encuentras los marcapasos cardíacos, desfibriladores, implantes cocleares y clics magnéticos metálicos utilizados en el tratamiento de aneurismas. No obstante, otros dispositivos como implantes dentales, prótesis de cadera o varillas para enderezar la columna no presentan ninguno de estos efectos. Por ello, es importante que las personas que cuenten con algún dispositivo implantado informen al médico antes de realizar un diagnóstico por IMR.
Reacciones al agente de contraste
Los medios de contraste con gadolinio pueden provocar una serie de reacciones, como dolor de cabeza, náuseas, dolor y sensación de frío en la zona donde se realiza la inyección, distorsión del gusto y mareos. Sin embargo, cabe destacar que estos agentes de contraste presentan menores reacciones que los medios de contraste yodados que se utilizan en un TAC y en la angiografía por TAC.
En conclusión, la resonancia magnética es una técnica de diagnóstico por imagen que proporciona exámenes con imágenes detalladas y trasversales que son fundamentales en la detección de enfermedades y para estudiar prácticamente todas las regiones del cuerpo humano.
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